martes, 21 de octubre de 2008

Fractales

“Una noche clara, Amphos levantó la vista al cielo y, a partir de las pautas de las estrellas, trató de construir las figuras de aquellos héroes y heroínas que formaban las constelaciones en el cielo. Para su humilde ojo de artista, los parecidos de aquellas formas eran muy pobres. Él mismo podría haber dispuesto las estrellas de una forma más convincente. ¿Por qué los dioses no han dispuestos las estrellas de una forma más adecuada?, se preguntaba. Tal como estaban, las disposiciones se parecían más a granos diseminados, sembrados al azar por un granjero, que a un diseño deliberado de un dios. Entonces le asaltó una extraña idea: No busques razones en las pautas concretas de las estrellas, o en otras disposiciones desordenadas de objetos; busca en su lugar un orden universal más profundo en el comportamiento de los objetos.

Amphos razonaba que, después de todo, no encontramos orden en las figuras que forman semillas dispersas cuando caen al suelo, sino en la forma milagrosa en que cada una de ellas puede desarrollarse hasta formar una planta viva, con una soberbia estructura, y cada una de ellas similar en los detalles a las demás.”

Fragmento del prólogo de “El camino a la realidad” de Roger Penrose

Dentro del caos natural del universo es interesante destacar que se pueden encontrar distintos patrones que de alguna manera modelan, otorgando una estética única, la estructura y el comportamiento de sistemas dinámicos como las galaxias, las plantas, el clima, las cordilleras, las redes neuronales, el sistema circulatorio, determinadas piezas musicales e inclusive fenómenos sociales.

Es importante pensar en otro tipo de geometría no euclidiana para este tipo de estudios ya que es sabido que un sol no es una esfera perfecta, un relámpago no va en línea recta y una montaña no es un cono. Es acá donde aparecen los fractales:

Sin entrar en formalismos teóricos aburridos, los fractales son objetos matemáticos compuestos de partes atómicas que reflejan un todo. El término fue propuesto por un matemático llamado Benoit Mandelbrot. Una inmensidad de fractales distintos se pueden observar en la naturaleza. Tienen la característica de tener detalle desde cualquier escala desde la que se lo observe. También son autosimilares (el todo es igual a cualquiera de sus partes). Esta autosimilitud puede ser exacta o no dando lugar a un abanico azaroso más grande y, por ende, más fiel a la realidad.

Muchos fractales pueden ser definidos mediante una función recurrente sencilla así como también varios sistemas naturales se componen de elementos asociados a patrones de organización simples. Al tener dicha función, sólo basta con pasarle infinitos parámetros posibles y, finalmente, el fractal se irá modelando. La carácterística más destacable de un fractal es la belleza cuando se forman cosas complejas interesantes mediante reglas simples.

Ejemplos de fractales que tienen patrones claramente visibles:


Fractal de Koch



Triángulo de Sierpinski



Fractal de Julia


Acá se observan dos fractales en la naturaleza:



Redes neuronales



Helecho

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pase, miré, me marié (con los fractales) y firmé.

:S

Un abrazo!!

La vida es CASE SENSITIVE.
Luis

Anónimo dijo...

Me encantan los fractales. Son la condensacion geometrica de la sensacion de vertigo que ofrece la infinitud. Son tambien la union perfecta de lo increiblemente hermoso y complejo, hecho a partir de lo sorprendentemente simple.

Excelente Update. Dejo un fragmento de un cuento de Borges, que cuando lo lei me hizo a acordar a los fractales, o al menos me produjo una sensacion similar.

La biblioteca de Babel, J.L.Borges:

"El universo (que otros llaman la Biblioteca) se componte de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales. Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito..."

Un abrazo
Juanchi

Anónimo dijo...

¿Enseñan fractales en el último año de secundaria? Obvio que no... lo cual es una pena: me pareció muy interesante y, hasta ahora, lo más cercano a la realidad del mundo en que estamos inmersos en términos de geometría.
Sí, creo firmemente en un mundo tan caótico que se torna hermoso en su desorden. Y es que a mi entender, dicha característica es lo que da dinamismo a nuestro entorno y relaciones. Aquello que, en tiempos de tantos avances científicos en donde cada vez hay menos espacio para sorprendernos de fenómenos simples, nos roban algún suspiro de admiración.

Muy bueno papa!

Saludos

Chechu

Anónimo dijo...

Muy interesantes los fractales. Pensar que en la naturaleza tambien se ve la recursividad...jeje

salute
Nico

Anónimo dijo...

Che, hermosos los fractales. Son tan increíbles que hasta una persona como yo, que no entiende un pepino de matemática, puede maravillarse con su belleza.
A pesar de mi ignorancia hay un par de cosas que me gustaría comentar. Vos decís que los fractales pueden encontrarse en la naturaleza, esto me parece incorrecto. Así como no vas a encontrar nunca en la naturaleza un triángulo equilátero, tampoco vas a encontrar el triángulo de Sierpinski.
Esto es así porque, tanto el triángulo de Sierpinski como cualquier concepto matemático, existe sólo en el mundo platónico, intemporal, e independiente de nuestro mundo físico. No es una opinión original, la mayoría de los científicos deben pensar lo mismo (de hecho a mí me la inculcó Penrose en otro de sus libros) pero yo creo en la existencia de este mundo platónico en el cual vive la verdad matemática.
Aunque es sorprendente con cuanta precisión nuestro mundo físico se comporta de acuerdo a las leyes del mundo platónico, nuestro mundo físico no es más que una aproximación del mundo platónico, un ejemplo, un accidente.
La belleza más grande de los fractales (por lo menos para mí) radica en que son infinitamente complejos, y aún así, la regla que los define es tan simple que cualquiera con matemática del secundario aprobada puede entenderla. Los fractales son, quizá, el ejemplo más notorio de cómo algo complejo puede nacer de algo simple. Y realmente te hace pensar, ¿no te parece? Dada la inmensa complejidad de nuestro universo, ¿dónde estará esa regla simple que lo rige todo? ¿Estará escondida en el mundo platónico detrás del conjunto de Mandelbrot?
Si alguien buscaba razones para estudiar matemática creo que no hay mejor razón que ésta. Como dijo alguna vez no se quién: el universo es como un gran libro que todos podemos leer, el único problema es que está escrito en el lenguaje de las matemáticas.

Bueno, un saludo papa. Seguí delirando.

Richo

Anónimo dijo...

"Dentro del caos natural del universo es interesante destacar que se pueden encontrar distintos patrones que de alguna manera modelan, otorgando una estética única, la estructura y el comportamiento de sistemas dinámicos como las galaxias, las plantas, el clima, las cordilleras, las redes neuronales, el sistema circulatorio, determinadas piezas musicales e inclusive fenómenos sociales"


me gusta eso del orden.
me gusta pensar que el desastre tiene su coherencia.

me gusta pensar que mis neuronas, pueden tener cierta lógica. a veces no las entiendo.